“LA HONRADEZ”
Para vivir el valor de la honradez hay que preguntarnos primero: ¿de dónde viene la palabra honradez?, una persona honrada es una persona de honor. La palabra honradez proviene del latín “honoratus” que significa el actuar con honor.
Bien dijo: Benito Juárez “El respeto al derecho ajeno es la paz”
Entendemos que hay bienes materiales, pero también hay otros bienes: los intangible, que todos tenemos derecho, por ejemplo la buena fama.
Que mejor jueces que nosotros mismos para saber si en un momento dado actuamos con honradez en todas las circunstancias que se nos presentan, seremos nosotros los que nos reprochemos si realmente fuimos honrados o no, y si no, eso nos convierte en ladrones, para tener una buena consciencia hay que devolver de inmediato todo lo que no nos corresponde.
Todos aprendemos mucho desde el seno de nuestras familias, los padres a desempeñar un trabajo responsable, los hijos aprenderán que la honradez les da la felicidad y la tranquilidad que ellos necesitan para una convivencia exitosa.
Con los hermanos aprenderán los límites que impone la propiedad privada, Ellos saben que deben respetar los bienes de los hermanos y saben también que deben compartir esos bienes con los demás miembros de la familia
Nunca permitan que sus hijos vayan al supermercado, o casa de un amiguito, y traigan algún objeto que no sea suyo.
Nunca permitan que sus hijos se apropien de un lugar que no les corresponda en la fila de espera.
También es muy importante no permitirles que inventen faltas de sus hermanos o de alguna persona, porque ellos tienen derecho a su buena fama.
Así nos sentiremos bien con haber enseñado el valor de la honradez a nuestros niños, y sabremos que esos niños serán unos hombres y mujeres de honor.
Aunque esta es una virtud que vislumbra más a la recapitulación final de la existencia de una persona, la honradez es una práctica de todos los días, porque con una vez que se cometa una falta grave, la persona puede ser señalada para toda su vida, por lo que se debe tener cuidado de actuar y vivir según los principios de respeto y servicio a las demás personas.
De esta forma la honradez es una forma de práctica de la libertad responsable, ya que al abusar de las ventajas que nos ofrece la libertad, podemos caer en el libertinaje.
Ahora los invito a leer un cuento relacionado con este valor
LAS MONEDAS ENCANTADAS
La mejor forma de fomentar la honradez es crear ambiente de honestidad y generosidad, pues quien no quiere nada para sí está más lejos de caer en la avaricia y la envidia.
Hubo una vez un hombre bondadoso y rico que al cumplir muchos años pensó dejar a cargo de sus cosas a algún joven inteligente y honesto. Comentando un día su decisión y las ganas que tenía de no equivocarse en la elección, un buen amigo le dio este consejo:
- La próxima vez que vendas algo, cuando des el dinero del cambio, entrega como por descuido la moneda del menor valor. Aquel que te la devuelva sabrás que es honrado.
El hombre rico agradeció mucho el consejo, y pensando que era una buena idea y fácil de realizar, decidió ponerla en práctica. No contaba con que uno de los presentes, un vecino que se hacía pasar por amigo pero en verdad le envidiaba enormemente, contrató los favores de un hechicero, a quien encargó encantar las pequeñas monedas que poseía el anciano de modo que cualquiera que mirase una de aquellas monedas tocadas por él, viera en ella no una moneda corriente, sino aquello que más quería en el mundo. Confiaba el malvado en que nadie devolviera la moneda y el viejo se desesperase, y entonces dejase a un sobrino suyo administrar todos sus negocios.
Todo resultó según lo planeado por el envidioso comerciante, y ni uno solo de los que hablaron con el anciano fue capaz de devolver la triste moneda: unos veían en ella el mayor diamante o piedra preciosa, otros una obra de arte, otros una reliquia y algunos incluso una pócima curativa milagrosa. Medio rendido en su intento por encontrar alquien honrado, su envidioso vecino aprovechó para enviar al sobrino advirtiéndole cuidadosamente para que devolviese la moneda. El sobrino fue decidido a hacerlo, pero al recibir la moneda, vio en ella todas las posesiones y títulos de su tío, y creyendo que todo lo que le había contado su tío era un engaño, marchó con su inútil moneda y su avaricia hacia ninguna parte, pues cuando su tío se enteró de la traición lo despidió para siempre.
El anciano, deprimido y enfermo, decidió llamar a sus sirvientes antes de morir, y les entregó algunos bienes para que pudieran vivir libremente cuando él no estuviera. Entre ellos se encontraba uno muy joven aún, al que entregó una de aquellas pequeñas monedas por error. El joven, criado a la sombra de aquel justo y sabio señor a quien quería como un padre, vio en lugar de la moneda una poderosa medicina que curaría al anciano señor, pues aquello era de veras lo que más quería en el mundo, y según la vio, entregó la moneda de nuevo diciendo: "tomad, señor, esto es para vos; seguro que os sentará bien".
Efectivamente, aquella simple moneda actuó como el más milagroso de los bálsamos, pues el anciano saltó de alegría al haber encontrado por fin alguien honrado, y le llenaba de gozo comprobar que siempre había estado en su propia casa.
Y así, el joven sirviente pasó a administrar con gran justicia, generosidad y honradez todos los bienes del anciano, quien siguió acompañándole y aconsejándole como a un hijo por muchos años.
Autor: Pedro Pablo Sacristán
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